Posibles líneas de investigación

By 8 mayo, 2015noviembre 19th, 2019AEJE

POSIBLES LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN SOBRE EL TEMA DEL TURISMO, RELACIONADO CON JAPÓN

La Asociación de Estudios Japoneses en España (AEJE), fundada en 1992, celebró su primer congreso en la primavera del año 1993. A lo largo de más de veinte años y con el estímulo de sus congresos ha ido aumentando paulatinamente el número de sus participantes, ampliándose también el abanico de especialización de los estudios japoneses en nuestro país.

Tema del XII Congreso de la AEJE

El tema propuesto para este XII Congreso tiene vertientes muy variadas. Esperamos que ello facilite que puedan participar investigadores de diferentes especialidades.

Quisiéramos que especialistas e investigadores intentasen encontrar la forma de encajar sus intereses y trayectoria como estudiosos de Japón dentro de ese tema que, injustamente, se ha considerado hasta hace relativamente poco tiempo de escasa relevancia académica. Afortunadamente, hace ya unos años que el turismo figura como un objeto importante de estudio académico en el marco de diferentes especialidades.

El turismo, y su tradición cultural en Japón

Desde el punto de vista de los estudios japoneses, es característica la llamada “cultura del viaje” (tabi bunka) o lo que engloba el término monomi yusan (placer de ir a ver cosas). Lo que hoy se denomina turismo, no solo tiene una larga historia en Japón, sino que está muy relacionado con determinadas manifestaciones artísticas y de otro tipo, bien porque ha influido en ellas, bien porque estas han reflejado de una u otra manera la importancia que esa sociedad concedía al placer de viajar.

En Japón, ya partir del siglo IX, el viaje se realizaba frecuentemente en combinación con las peregrinaciones (o estas eran, en parte, un modo de disfrutar de una visita piadosa conociendo otros lugares). En ellas, la devoción no estaba reñida con el elemento lúdico del viaje, algo que se percibe también en la costumbre de nobles y emperadores de realizar visitas a determinados lugares para contemplar el paisaje, especialmente con motivo de la estación de las flores o del cambio de hoja en otoño, así como las estancias en balnearios, tanto por placer como por motivos de salud. Esta característica puede verse todavía en la sociedad japonesa, y tiene gran importancia e su turismo interior.

Por otra parte, el fenómeno japonés de la peregrinación es digno de ser investigado en detalle. Kumano (declarado en 2004 Patrimonio de la Humanidad y hermanados sus caminos con los de Santiago de Compostela dsde 1998) pasó de ser un lugar frecuentado casi únicamente por ascetas de montaña y por emperadores o nobles, a convertirse en un foco de atracción popular tan concurrido, que la muchedumbre que poblaba sus caminos se comparaba con “caravanas de hormigas hacia Kumano”.

Después, fue el santuario de Ise el punto de mayor interés para peregrinos y turistas, reflejado en el dicho: “ir a Ise al menos una vez en la vida”. En una sociedad feudal en la que existía un control muy estricto para todo aquel que pretendiese salir de su lugar de residencia, la peregrinación o la visita a un balneario por motivos de salud eran las dos únicas razones aceptadas para la expedición del salvoconducto necesario. Desde el siglo XV hasta finales de la Era Edo, se desarrollaron paralelamente las peregrinaciones de los 88 lugares santos de Shikoku, así como el Circuito de 33 templos dedicados a Kannon, entre otros.

Hoy día, independientemente de que los japoneses visiten sus lugares de peregrinación, cada vez pueden hallarse más extranjeros en los caminos de Shikoku, con sus templos dedicados a Kôbô Daishi, y en la antigua ruta a Kumano.

El ancestral culto a las montañas y la consideración del paisaje como un elemento sagrado, probablemente haya influido en el gran interés que muestran los japoneses por el senderismo y la escalada ya que, aparte de experimentar en su ascenso al monte Fuji una satisfacción similar a la de aquellos que suben a la cima de las cordilleras suizas o austríacas, se sienten sin duda embargados por un respeto sobrenatural al recorrer los senderos de un monte sagrado. También hay cada vez mayor número de extranjeros que recorren las sendas y coronan las cumbres de montañas emblemáticas de Japón, como Yoshino, Ômine, Ontake o Hagurô.

 

Arte

En cuanto al arte, vemos la influencia del viaje y del turismo en las estampas de Hiroshige ( Las 53 estaciones del Tokaidô o Las 100 vistas más famosas de Edo, ) o de Hokusai (Las 36 vistas del Fuji o Viaje por las cascadas japonesas) y también en las ilustraciones llamadas Otsu-e, elaboradas precisamente para ser vendidas a los viajeros como recuerdo.

Con el advenimiento de la Era Meiji, son innumerables las ilustraciones, fotografías, pinturas, cerámicas y objetos varios realizados para el consumo de los turistas extranjeros, o elaborados con el fin de que figurasen en exposiciones internacionales, para ser exhibidas ante personas de otros países. Es en esta época cuando los artistas japoneses se enfrentan por primera vez a la contemplación de su propia cultura a través de ojos ajenos. Nos quedan de entonces retratos y estampas de lindas jovencitas ataviadas con kimono ante una imagen del monte Fuji o de unos cerezos en flor, realizadas con el deseo de agradar al visitante extranjero.

En cuanto a la recepción de objetos japoneses en otros países, queda aún mucho por investigar también en relación con las colecciones de objetos japoneses adquiridos por viajeros en diversas épocas.

La idea de reunir una colección con el ánimo de ir con la imaginación al sitio de donde procede el objeto, o para rememorar unos lugares ya visitados y experimentar una cultura que se admira, están detrás del fenómeno turístico. En esta iniciativa, las imágenes captadas por los primeros fotógrafos, transformadas en álbumes o postales, nos dejaron una muestra muy valiosa.

La nueva cultura de masas japonesa ligada a la popularidad del manga y el animé, trasladada al campo del arte institucional por artistas como Takashi Murakami, se ha convertido en algo digno de figurar en exposiciones. La obra de este autor, la de Yoshimoto Nara o Moriko Mori han atraído también la presencia de un turismo específico y destaca también como un aspecto que merece ser analizado.

Es indiscutible la enorme importancia del turismo en la conservación de tradiciones y patrimonio, por lo que se espera que los especialistas en este campo aporten nuevas perspectivas y análisis sobre este tema.

 

Literatura

En la narrativa, el turismo tiene en Japón un papel muy importante en su génesis y desarrollo. Desde la figura poética conocida como utamakura, con la que se alude a un lugar geográfico que se convierte en símbolo codificado y en metáfora para expresar sensaciones, pasando por el concepto de meisho, con el que se alude a un lugar reconocido tácitamente por su especial belleza, resulta asimismo muy significativo en la literatura.

La combinación de viaje y poesía o narración se hace visible en Tosa nikki, en la poesía de Saigyô, Bashô y, más modernamente, de Santôka. En la novela, la serie de relatos en forma de viaje (Tokaidô chû hizakurige, de Jippensha Ikku) y varias obras de autores como Shimazaki Tôson o Kawabata Yasunari, en las que el viaje y el turismo son el hilo conductor, nos muestran su importancia en el ámbito literario.

 

Arquitectura

La arquitectura civil y religiosa, los caminos y la estructura de barrios, pueblos y ciudades cambian su aspecto y se adaptan, según se trate de lugares destinados a una población estable y fija o si se espera el flujo continuado de visitantes. Es este un campo importante a explorar, tanto en su aspecto de arquitectura tradicional como reciente. Los hoteles de estilo japonés, o ryokan, la estandarización de los business hotels, la construcción de parques temáticos coincidente con la tendencia a la internacionalización de la sociedad japonesa, o kokusaika, ha generado un estilo en la arquitectura y en la disposición de sus elementos.

En este mismo campo, habría que tener en cuenta los grandes eventos. Las olimpiadas celebradas en Japón en 1964 marcaron un hito en este país en cuanto a la arquitectura de Tokio y de su área de influencia. Sería interesante también estudiar, desde este momento, la influencia de las actividades y los visitantes previstos con motivo de “Tokio 2020”, en la estructura urbanística de edificios y barrios, tanto en la metrópoli como en sus alrededores.

 

Turismo de deportes

A este efecto, no hay que olvidar la importancia de los grandes encuentros deportivos para atraer el turismo a los lugares donde se celebran.

En Japón, el sumô y, especialmente, las artes marciales, no solamente reúnen a la población local sino que, cada vez más, extranjeros que practican estas en sus países o que tienen afición por la antigua lucha japonesa, visitan Japón para asistir a las actividades o convenciones especiales de determinadas escuelas, o para ver los torneos que se celebran a lo largo del año.

 

Turismo cultural y de estudios

El turismo cultural por parte de determinados colectivos que buscan aproximarse al objeto de su admiración o interés, no es un fenómeno nuevo. Pero si en el pasado aquellos extranjeros que visitaban Japón eran personas ya adultas que conocían ya otros países, interesadas algunas en la cultura y en las artes tradicionales y con un nivel adquisitivo alto, en la actualidad muchos jóvenes occidentales, aún en edad estudiantil, se trasladan a Japón influidos por la lectura de manga, por el cine o por los dibujos animados. Así, realizan una especie de moderna “peregrinación” a lugares como el Estadio Kôshien, a los Estudios Ghibli del realizador Miyazaki o al corazón de Tokio, para ver con sus propios ojos esos sitios que les son muy familiares a través de las películas o de la cultura popular.

Otros van a Japón con el fin de asistir a algún concierto de música pop (J-pop) o para recorrer durante días, sin cansarse, los lugares emblemáticos de la moda juvenil japonesa. Y con frecuencia regresan trayendo en su equipaje publicaciones, música, ropa y objetos relacionados con aquello que más admiran de la cultura actual. Muchos deciden trasladarse a ese país para poder avanzar rápidamente en el aprendizaje del idioma. La investigación de este “turismo de estudios” y de la aclimatación cultural y social de los visitantes extranjeros en Japón puede ser también de interés.

En el aspecto sociológico, se abre un campo muy amplio en la investigación de los contactos entre población residente y extranjera, así como del mutuo transvase cultural. A este efecto, apenas hay estudios sobre el papel desempeñado por el conocimiento o desconocimiento del idioma japonés en el viaje y en qué medida influye en la experiencia turística.

Otra faceta de investigación sería profundizar en los hábitos y las características de los japoneses como sociedad viajera, muy interesada en conocer lugares ajenos a su propia sociedad. El viaje en grupo de los japoneses o dantai ryokou (団体旅行) marca un estilo, y la costumbre de llevar siempre algunos pequeños obsequios con que agradecer la amabilidad de empleados de hotel, guías etc. y adquirir recuerdos en el lugar visitado, para repartir a su regreso entre compañeros de trabajo, amigos y familiares es bien conocido, pero se ha estudiado poco sobre la repercusión económica, social y cultural en el país receptor. No obstante, la sociedad japonesa no es ajena al cambio y en las últimas décadas se advierte una tendencia al viaje por parte de personas que rehuyen insertarse en un grupo y que apuntan a nuevas formas de individualismo.

Los japoneses reciben también la influencia del cine o de las series de televisión: la popularidad de los viajes organizados hace unos años para visitar los lugares de Corea del Sur donde se desarrollaban series famosas, como “Sonata de Invierno” (Fuyu no Sonata), especialmente por parte de mujeres de mediana edad, es algo que sorprendió tanto en Corea como en el mismo Japón.

La política de hermanamientos con el extranjero entre ciudades, zonas geográficas o de peregrinación favorece el flujo de japoneses a los lugares con los que su país tiene vínculos. Se desconoce, por otra parte, si existe un número apreciable de visitantes procedentes de otros países que, por el mismo motivo, se trasladen temporalmente a Japón.

Independientemente del objetivo principal en el viaje, la población japonesa ha estado desde siempre muy interesada en los aspectos gastronómicos. Desde que se inauguró el ferrocarril en Japón se hizo muy popular el ekiben, comida en fiambrera que se vendía en las estaciones de tren para ser consumida durante el trayecto. Al tener la particularidad de utilizar recetas y productos locales, se convirtió en un aliciente de primer orden para decidir visitar determinado lugar. En la actualidad, esto no ha desaparecido, sino que se ha perfeccionado.

Esta tendencia al turismo gastronómico continúa en la actualidad orientado a otros países, y las agencias japonesas organizan itinerarios con el objetivo principal de disfrutar de la comida típica en el país receptor. Explorar este tipo de turismo, desde ángulos diferentes, sería otro tema a tratar.

Existe también un turismo japonés que adquiere su viaje con el propósito de cenar en grupo con una figura famosa del arte o la cultura occidental, como durante muchos años sucedía con Alain Delon en Francia. Tanto la motivación como el resto de elementos que rodean a esta singular forma de visita, están aún por investigar.

Los medios de transporte (algo esencial para poder llegar a un lugar tan lejano como Japón y, luego, trasladarse en el interior del país), tanto en su vertiente histórica como en la actualidad, es otro de los enfoques que podrían sugerirse, así como los análisis de las guías de viaje (antiguas y actuales, elaboradas en Japón para la población japonesa o las editadas en idiomas extranjeros, orientadas a visitantes de otros países) y hacer una valoración de la imagen de Japón que se transmite al lector.

Dentro del turismo cultural situamos también a aquel que se desplaza para asistir a festivales tradicionales en Japón, ya que muchos extranjeros se sienten atraídos por los festivales japoneses.

Turismo científico, académico y médico

El desplazamiento de expertos a Japón con motivo de congresos y conferencias internacionales es aún un tema poco investigado. Las características de estos viajeros son muy específicas y el tipo de interacción con el medio es muy diferente del que se produce con personas que visitan Japón por motivos estrictamente culturales. A través de este tipo de encuentros, los profesionales y científicos establecen vínculos con colegas de otros países y esa relación interprofesional puede resultar, para unos y otros, de gran interés en el futuro, tanto en lo que respecta al desarrollo de sus especialidades como en lo que se refiere a su mutua percepción personal.

En cuanto al turismo médico, este se circunscribe básicamente a la zona de Asia y todavía no hay suficientes estudios documentados sobre una tendencia que, en el futuro, podría ir en aumento.

 

Turismo para la paz

¿Podría decirse que hay un “turismo de paz”? Hiroshima (y también Nagasaki) son ciudades emblemáticas en este aspecto.

Los estudiantes japoneses visitan con su escuela esas poblaciones, al menos una vez durante sus años de estudio y es raro el extranjero que, estando en Japón, no vaya al menos a Hiroshima. Aquí se ha conseguido que quienes contemplan la tragedia vivida reflexionen acerca de lo valiosa que es la paz, especialmente en un contexto global, como es el mundo hoy día. No es solo ver el Dôme en su Heiwa Kôen, es la combinación de música, documentales y talleres en los que se hace participar al público y el testimonio directo de personas que vivieron de algún modo los efectos de la bomba atómica.

El turismo puede convertirse en una fuerza social y llegar a ser un recurso eficaz contra la violencia: un modelo para que gentes de todas las edades se sientan identificadas y mantengan la determinación de conservar la paz.

 

 

Políticas de turismo en Japón

Desde que en 2003 el Primer Ministro Koizumi Junichiro declaró que en Japón se iba a adoptar una política, denominada Kankô Rikkoku,観光立国, tendente a favorecer los ingresos por turismo, frente a los esfuerzos de épocas precedentes en los que se impulsaba la fabricación de tecnología y maquinaria para su exportación, el país del Sol Naciente ha experimentado un aumento progresivo en el número de turistas, a pesar de desastres naturales como el tsunami de marzo en 2011. En el año 2013, hubo un total de 10 millones de visitantes, algo insólito hasta esa fecha. Por otra parte, en el Plan Nacional para el Desarrollo del Turismo, publicado en 2012, se pone como objetivo que en el 2016 se alcance la cifra de 18 millones de turistas a Japón, y visiten el extranjero 20 millones de japoneses (JTA, 2013). Sería interesante investigar sobre la política institucional asumida por el país para incentivar esta industria y la forma de captar al público extranjero.

La adjudicación de la sede de la Copa Mundial de Rugby para el año 2019 y de los Juegos Olímpicos de 2020 hacen presagiar una nueva era para el turismo japonés. Es quizás demasiado pronto para conocer exactamente los cambios producidos por las medidas que puedan favorecer su desarrollo, pero la consecución de los objetivos propuestos sería determinante. Influiría, especialmente, en las iniciativas de desarrollo sostenible en el seno de una sociedad envejecida, en las políticas de globalización de los mercados en Asia Oriental y el Pacífico, así como en el transvase cultural y social en toda la zona.

Documento elaborado por:

María Dolores Rodríguez del Alisal

Con la colaboración de:

Pilar Cabañas

Daniel Marías

Javier Vives